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Imagen generada con Dall-e |
Hola a todos,
El cambio de un equipo, área y organización, incluso el propio, es un verdadero reto. He participado en muchas transformaciones ágiles y digitales; y coincido con la siguiente frase:
"No hay evidencia científica de que un cambio cultural planificado produzca un cambio cultural. El cambio solo puede ocurrir en muchas interacciones locales, no a través de un plan o programa central." - Ralph Stacey, Complexity and Organizational Reality
Batallamos con el cambio, sacamos a los equipos a talleres al aire libre a vivir experiencias sobre el cambio que viene, hacemos gamificación, llenamos la empresa de letreros, los emails y comunicados; y poco a poco va sucediendo, se van dando las cosas, pero indiscutiblemente, no sale según el plan, las cosas suceden por resultado de la persistencia. Y como lo he comprobado, una aproximación ágil, iterativa e incremental, o mejor, usar Scrum, es la mejor forma de reaccionar y triunfar en esa misión.
Pero no vengo a escribir de Scrum, ni de agilidad, vengo a compartirles un pendiente, escribir sobre un texto que está en la biblia y que se lee en las lecturas de la misa de la iglesia católica en el trigésimo primer domingo del tiempo ordinario, ciclo b, que cuando la escuché, dije: ¡Wow! Gestión del cambio pura y dura, y dice así:
"Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. Átalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca sobre tu frente. Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes." - Deuteronomio 6,4-9
Espero aún me estén leyendo, no es mi intención centrarme en el aspecto religioso del texto, el propósito es revisarlo técnicamente, procedo entonces.
El pueblo de Israel, tras recibir la Ley en el monte Sinaí, se encontraba en un momento crítico de su historia. Habían salido de Egipto, donde vivieron bajo la esclavitud durante siglos, y ahora se encontraban en el desierto, camino a la tierra prometida. Sin embargo, para poder entrar y prosperar en esa nueva tierra, necesitaban un cambio profundo en su cultura y comportamiento. Habían recibido la Ley, un nuevo marco de actuación, que debía guiar cada aspecto de sus vidas, desde su relación con Dios hasta sus interacciones diarias entre ellos. Este momento de transformación es un paralelismo poderoso con los desafíos que enfrentan las organizaciones hoy en día cuando intentan cambiar su cultura.
Comunicación Continua y Consistente
Uno de los primeros pasos que Dios instruyó al pueblo de Israel fue la necesidad de una comunicación constante y repetida de las leyes y principios recibidos. En Deuteronomio 6,7, se les ordena: "Enséñaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes."
En una organización moderna, este principio se traduce en la importancia de una comunicación clara, consistente y continua para lograr un cambio cultural. Los líderes deben asegurarse de que el mensaje sobre los nuevos valores, comportamientos y objetivos se comunique de manera constante a través de múltiples canales y en diferentes momentos. Esto no solo ayuda a que el mensaje llegue a todos los rincones de la organización, sino que también facilita que los empleados lo internalicen y lo hagan parte de su vida diaria en el trabajo.
Modelar el Comportamiento Deseado
Otro elemento clave en el proceso de cambio cultural es el ejemplo que deben dar los líderes. En el contexto de Israel, la instrucción de "Grábate en el corazón todas las cosas que hoy te he dicho" (Deuteronomio 6,6) subraya la importancia de que los líderes sean los primeros en adoptar y modelar los nuevos comportamientos y valores.
En una organización, los líderes no solo deben hablar del cambio cultural, sino que deben vivirlo. Cuando los empleados ven que los líderes encarnan los valores y comportamientos que se esperan en la nueva cultura, se sienten inspirados a hacer lo mismo. Este liderazgo por el ejemplo es esencial para asegurar que el cambio cultural se arraigue profundamente en toda la organización.
Visibilidad y Recordatorio Constante
El pueblo de Israel fue instruido a atar las leyes a su brazo como un signo, llevarlas en la frente como una marca, y escribirlas en los postes y en las puertas de su casa (Deuteronomio 6,8-9). Estos símbolos servían como recordatorios constantes de los principios que debían guiar sus vidas.
En el ámbito organizacional, este principio se refleja en la necesidad de mantener visibles los valores y comportamientos deseados. Esto puede lograrse a través de carteles, eslóganes, insignias, y otros recordatorios visuales que refuercen continuamente el mensaje del cambio. La visibilidad constante ayuda a mantener a todos enfocados en la cultura que se desea crear y refuerza el compromiso de la organización con el cambio.
Integración en Todos los Aspectos de la Organización
Finalmente, la transformación cultural en Israel requería que las leyes y principios fueran integrados en todos los aspectos de su vida diaria. Este concepto de integración total es crucial para el éxito del cambio cultural en cualquier organización moderna. No basta con comunicar los nuevos valores y comportamientos; es necesario integrarlos en todas las políticas, procedimientos y prácticas cotidianas de la organización.
Esto implica revisar y ajustar los procesos de contratación, evaluación del desempeño, sistemas de recompensa, sistemas de medición, y toma de decisiones para alinearlos con la nueva cultura. Cuando los valores culturales están integrados en la estructura misma de la organización, se crea un entorno que refuerza y sostiene el cambio, asegurando que los nuevos comportamientos se conviertan en parte natural de la identidad organizacional.
Cerrando
El proceso de cambio cultural, ya sea en una antigua comunidad como Israel o en una organización moderna, requiere un enfoque estructurado y holístico. A través de la comunicación continua, el liderazgo por ejemplo, la visibilidad constante y la integración total de los nuevos valores en la vida diaria, se puede transformar una cultura de manera efectiva y sostenible. Estas lecciones, extraídas de un contexto antiguo pero aplicables hoy, ofrecen un camino claro para las organizaciones que buscan reinventarse y prosperar en un mundo en constante cambio.
Saludos ágiles,
Jorge Abad
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